LVII

Un Estado se rige por leyes,
pero no por estúpidos reyes.
Una guerra se gana por esas
estrategias y raudas sorpresas.
Mas aquel que renuncia a la acción
se hace dueño de la Creación,
pero no por mirarse el ombligo
sino por lo que abajo te digo.

Cuantas más armas son fabricadas,
más personas son asesinadas.
Cuantas más normas y prohibiciones,
más desmanes y más violaciones.
Cuantos más complicados ardides,
más crüeles e injustas las lides.
Cuantos más represivos guardianes,
más astutos y viles rufianes.

Y por ello en el lar o en la rúa
es que el santo feliz nunca actúa,
y encerrado gozoso en su alma
sabe bien que su pueblo está en calma
y no anhela el metal amarillo,
porque alberga un tesoro sencillo.
Sabio don del que no se entretiene
en hacer y hace lo que conviene.

Lao Tsé

LVIII

¿Es el hombre elefante un raro monstruo?
¿O es el monstruo el que así bautiza al hombre?
¡Ah monstruo es cualquier tipo que se crea
que es sólo carne efímera y deforme!

Esto el santo, que habita en tu Infinito,
bien lo sabe, y lo ignora siempre, porque
tan sólo en su virtud, y en ello educa,
contempla la Divinidad del hombre?

Lao Tsé

LIX

Sólo aquel que se modera,
presta servicio al Edén
y a los hombres, por su bien,
disfrutando su virtud.

Esa virtud que se dobla
por la perenne bondad
del Tao y la dignidad
del alma fiel que lo sirve.

Alma fiel que en su poder
y en su infinito misterio
gobierna el enorme imperio
de los súbditos felices.

Gran logro el del noble santo
que trasciende a quien le ladre
y se apropia de la Madre
que da vida al Creador.

Lao Tsé

LX

Buen gobierno, ¡qué cosas!,
no es aquel al que mueven las pasiones
bajas y caprichosas,
sino los corazones.

El corazón, sin velo,
desnudo y redentor,
sabe que no hay más Cielo
que el amor.

¡La tierra prometida!
¡Qué más da quién el rey
y quién la grey!
¡Todos somos la vida!

Lao Tsé

LXI

No es ilusión ni es sueño:
el grande, que no es grande,
y en aparencia mande,
se tiene que alïar con el pequeño.

¿Qué otra cosa es la vida sino amor?
La vieja y sabia hembra
bien lo sabe y lo siembra
en cuantos no cultivan el dolor.

Lao Tsé

LXII

El Tao está presente
en todos de manera permanente.

Es de los hombres buenos el Edén
que a los otros consuelo da también.

Si hasta el que forma parte de ese gremio
de todos los patosos tiene premio,
es tonto quien se olvida
del sabio que es del gremio de la vida.

Pues mucho antes de Mao,
¿cómo es que se estimaba tanto el Tao?

¿Será que siempre ofrenda y nunca ofusca
a aquel que con amor siempre lo busca?

¿Que aquel que lo percibe en lo profundo
disfruta plenamente de este mundo?

Lao Tsé