LV

A un santo niño pequeño
se asemeja el virtüoso,
que no a un niñato patoso
que en serlo pone su empeño.

Hasta una fiera salvaje
es mansa ante la inocencia
del bebé, y en su presencia
no deja ningún ultraje.

¡Violento animal sin nombre,
que demuestras más respeto
que algún torpe analfabeto
que alardea de ser hombre!

Porque un niño es la verdad,
y la verdad, que es del alma,
no puede perder la calma
ante cualquier falsedad.

¿Qué hará lo falso, y qué hace,
si ante aquello que es eterno
en su mentiroso infierno
para siempre se deshace?

Y si el viejo en su razón
le rinde culto a la muerte,
el recién nacido es fuerte
y sabio en su corazón.

Lao Tsé

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