LXXII

Cuando las multitudes no te teman,
es que algo poderoso se aproxima.

No pongas a tu gente
en diminutas casas, ni les robes
por razón de tu miedo a la pobreza
porque es una mentira.

Felices en tu reino
han de vivir si tú no los explotas.

Aquel que es santo se conoce y nunca
se muestra en la materia. No hay peligro
que le amenace gracias
al poder de su corazón  amante.
Y es por el que conoce
lo bueno y lo mejor.

Lao Tsé

LXXIII

El caudillo imprudente se suicida,
pero el líder sensato y eficiente,
sin aferrarse a ella vanamente,
conservará su vida.

¿De qué valió al primero su soberbia,
si al punto fue alimento de la hierba?
¿Y del segundo, dónde están las sobras
cuando a todo sostiene con sus obras?

En fin, ¿por qué será que la caterva
desprecia las celestes manïobras?

Con su poder, la Gloria
ni siquiera precisa la batalla
para abrazar perenne la Victoria.
Sabe decirlo todo cuando calla.
Sin inmutarse va adonde la invoquen.
Y sin que la provoquen se avitualla
para fecunda proyectar su historia.

Es la araña sagrada
cuya infinita red
no hay ni nadie ni nada
que no deje por siempre a su merced.

Lao Tsé

LXXIV

Si no produce pánico la Muerte,
¿cómo podrá la pena del cadalso
amedrentar a aquellos
que otras vidas están amenazando?

Si todos respetáramos la Muerte,
excepto la de quien no la respete,
¿cometería alguno el despropósito
de obrar el mismo mal que ha de matarlo?

El diestro ejecutor hace su oficio,
común en el pasado, aunque siniestro;
usurparle su puesto es peligroso
y expone a convertir al torpe intruso
en el propio verdugo de sus manos.

Lao Tsé

LXXV

Los niños pasan hambre por las tasas
que a los pobres le imponen los políticos,
que sin rubor disfrazan
esta verdad con su literatura.

La ambición de los necios dirigentes
genera las revueltas populares,
aunque velen aquellos
esta certeza con sus fantasías.

La Muerte es despreciada por aquellos
que somete cruel una existencia
endurecida, y eso
no lo puede ocultar mentira alguna.

Quien habita la vida verdadera,
flexible, blanda, lúdica y sencilla,
ni siquiera la Muerte
puede matar su amor hacia la Vida.

Lao Tsé

LXXVI

Son tan dulces, tan frágiles, tan cándidos
cuando vienen al mundo los bebés;
mas el reloj, o la ilusión del mismo,
los va volviendo tensos e inflexibles,
llegando hasta su extremo
cuando se tornan rígidos cadáveres.
E igualmente al nacer en lo salvaje
las flores y los árboles son tiernos,
pero al perder la vida
son ásperos y enjutos.

La dureza y la rigidez nos llevan
inevitablemente hacia la muerte,
y la fragilidad y ligereza,
en cambio, hacia la vida.

No consigue el ejército triunfar
con tan sólo exhibir su fortaleza.
Se inclina el árbol rígido y gigante
sin abrazar las nubes que anhelara.

Lo duro e inflexible valen poco.,
pero mucho lo frágil y ligero.

Lao Tsé

LXXVII

El Camino del Cielo no funciona
como aquel que lo apunta con su arco.
Desciende en su verdad de las estrellas
y hace que vuele a sí lo terrenal.
Aquello que nos sobra lo disipa
igual que las carencias que arrastremos.

El Camino del Cielo es equilibrio,
justicia, proporción y plenitud.
Bien distinto es aquel del ser humano
que roba sus harapos al mendigo
y remienda con ellos los bolsillos
repletos de monedas del pudiente.

Tan sólo aquel que abraza el Tao puede
al prójimo ofrendar lo prescindible.
El Santo nunca aguarda recompensas,
no engarza el corazón a sus acciones
y es invisible su razón sagrada.

Lao Tsé

LXXVIII

Nada en el Mundo existe que supere
en su delicadeza y liviandad
al agua, ya sea gota u oceano,
ni jamás podrá ser sustituida.

La fortaleza siempre es derrotada
por el poder de la debilidad.
Todo el mundo conoce esta enseñanza,
si bien nadie consigue
de una forma eficaz ponerla en práctica.

El hombre santo dijo:
Tomar los desperdicios, valorarlos,
te convierte en Monarca de las tierras
albergando un ejército
de semillas y bienes infinitos.
Y si aceptas los males de tu patria,
alcanza tu poder el Universo.

Las palabras de aquella que carece
de las mismas y nunca las precisa
parecen ciertamente
una contradicción desconcertante.

Lao Tsé

LXXIX

Le acontece al que doma algún rencor
que otro igual inconscientemente alienta.
¿Se podría afirmar que es positivo?

Justamente por eso, siempre el Santo
el trozo izquierdo del billete guarda
y nada de los otros solicita.
Quien tiene el don, carece del billete;
quien carece del don, pide su parte.

No existen predilectos
en el sendero impar que nos conduce
a las mansiones celestiales nunca.
Y siempre recompensa
al hombre que hace un bien de cada bien.

Lao Tsé

LXXX

Un país diminuto
y con pocas personas
es posible que tenga
determinados bienes
que no deben usarse.

Es preciso que el pueblo temeroso
considere la Muerte.
Aquel que tenga barcos
o carros es mejor que no los use,
y el que tenga armamento
que nunca nos lo exhiba.
Lo que sí debe usarse son los mágicos
cordeles anudados,
que goce su alimento,
que adore sus vestidos,
que disfrute el hogar junto a los suyos
y venere sus viejas tradiciones.

Dos países vecinos son felices
el uno al otro ufanos contemplándose,
y escuchando la música sencilla
de sus tranquilos animales...
Y ancianos morirán
sin prestarse siquiera una visita.

Lao Tsé

LXXXI

Palabras de verdad jamás son gratas,
y aquellas que son gratas no son ciertas...
Pero, ¿por qué te atas y te matas
con las palabras muertas?

No es de verbo abundante el hombre bueno,
ni es hombre bueno nunca el charlatán...
¡Mas charlatán ameno
es un trozo de pan!

Inteligencia no es erudición,
ni ésta alberga jamás inteligencia...
¡Bien lo sabe y lo ignora el corazón
del hombre y toda ciencia!

El Santo amasa y se dedica al prójimo,
y en esto encuentra toda su riqueza...
Y es único ese prójimo,
y el Amor, la Verdad y la Belleza...

Cuando todo lo ha dado,
lo que queda por dar es aún mayor...
... ¡que no tiene ni fondo ni candado
el tesoro infinito del Amor!

El sendero del Cielo nunca hiere,
y el Santo nada exige en su virtud.
Cuanto se hiere, muere,
¡y eterna es la salud!

Lao Tsé