I

El Tao de verdad no puede asirse,
ni puede por el hombre ser nombrado,
que no existe palabra entre sus lenguas
que pudiera expresarlo.

Su nombre es ese génesis perenne
y la madre inmortal de inmaculado
corazón que florece en su misterio
siempre multiplicándonos.

Comparte en el no-ser cuantos enigmas
son accesibles al poder humano,
y somos como somos
cuando somos junto a su ser sagrados.

Ser y no-ser es en verdad lo mismo
en diferentes voces disfrazado,
y a su infinita y pura desnudez
oscuridad llamamos.

Aquel que la oscurice
tiene toda su autoridad a mano,
la puerta del espíritu del hombre
y aquella que da acceso a lo más alto.

Lao Tsé

II

Sólo ven la belleza en la belleza,
pero nunca la ven sus corazones.
Sólo ven la bondad en la bondad,
y sus miradas torpes
desvelan la malicia
de sus enfermas interpretaciones.

Mas el no-ser y el ser se necesitan
para ser y no ser, como eslabones,
y lo simple y complejo
como lo diminuto con lo enorme.

Se abrazan las estrellas y los átomos,
y al Infinito llegan nuestras voces,
y el ayer y el mañana sólo existen
en las curvas del mundo de los hombres.

Por eso el santo elige
calibrar sus acciones,
y grita sus verdades sin palabras,
y permite que broten
en el Edén perenne de la vida
cada entidad con todos sus colores.

Multiplica los bienes
sin que jamás los tome,
ni le atrapan sus obras consumadas
y por ello perduran sus acciones.

Lao Tsé

III

No adules a los hombres por sus obras
si quieres mantener la paz del pueblo,
ni estimes los tesoros que codician
los infelices necios,
no sea que los otros
se vuelvan como ellos.
No exhibas lo que enciende al envidioso
que ni sabe ni pudo poseerlo,
porque es para su alma una tortura
más grande y dolorosa que el Infierno.

El santo en su sapiencia
ejerce poderoso su gobierno,
llenando sus barrigas,
vaciando sus anhelos,
debilitando su ignorancia cínica,
dando fuerza a cada uno de sus huesos.

Practicando el no-hacer,
todo resulta hecho.

Lao Tsé

IV

El Tao es la cantimplora
que alberga todos los ríos,
padre de los albedríos
y la esencia creadora.

El Tao marca el lunar
de todo el refinamiento,
y no existe ocultamiento
que no pueda desvelar.

Armoniza en su virtud
todo un mar de cualidades,
confirma las libertades
y devuelve la salud.

Nunca puede perecer
ni tiene base o reposa,
y no existe dios ni diosa
que no le deba su ser.

Lao Tsé

V

No entiende el Universo de pasiones humanas,
y todo lo mundano es simplemente
un ejército fiel de marionetas;
lo mismo le sucede
al santo que mañoso
da fruto en los desiertos de la gente.

El Universo eterno,
infinito, innombrable, permanente,
está lleno de música
que quien sus alas mueve
sólo puede abrazar en su silencio
siendo el rey de su voz perennemente.

Mas la cotorra estatua que remeda
ni ella misma se entiende, y si lo hiciere
de vergüenza y fatal aburrimiento
en su jaula se muere.

Lao Tsé

VI

Nunca puede ni el tiempo ni el espacio,
ni el caos, ni el veneno, ni la trola,
matar la Eternidad feliz del Valle
cuya fértil verdad jamás se agota.

El Valle de la danza y la pureza
que no pudo venir ni vendrá nunca,
en cuyo umbral perenne permanecen
las vísceras de una mujer oscura.

Esa Madre inmortal que es la raíz
del Todo, de la Nada y del Edén,
de ese Valle de risas que no muere
y que plácido habita en cada ser.

Lao Tsé

VII

Que el Cielo permanentemente avance,
lo mismo que sucede con la Tierra,
sin que haya falsa paz o torpe guerra
que su poder alcance.

Su vida no es la propia,
y no es su eternidad la que procuran,
ni entienden de los credos y su inopia,
por eso siempre duran.

El santo es algo así. Sin un descuido,
aunque su corazón esté en la cumbre,
permite que perenne nos alumbre,
del mundo en las entrañas escondido.

Lao Tsé

VIII

El agua es limpia y no exige,
siempre canta y no se aflige,
como hace aquella verdad
que da la creatividad
y quien la quiere la elige.

Aquel que disipa el vaho
que le empaña la visión
acerca su corazón
a la riqueza del Tao.

E igual que el agua y su canto,
de sí mismo se descuida
y la bondad de su vida
hace permanente el santo
sin recordar que la olvida.

Lao Tsé

IX

Lo correcto es pararse antes que el tope
de la dorada taza se desborde
y quemes esas manos
seducidas por necias ambiciones.

La espada que se afila
mil veces, día y noche,
va perdiendo su fuerza y se asemeja
al alma del fantoche.

Un palacio repleto de tesoros
se vuelve la peor de las prisiones,
y el multimillonario en su soberbia
sólo se ha de quedar con sus cordones.

Pero el santo regala retirándose
todo el fruto que dejan sus acciones,
y sin buscarlo nunca
de todo lo que da le queda el doble.

Lao Tsé

X

La pura Visión interna
trasciende la falsedad,
y entonces la Libertad
perennemente gobierna...
¡Esto es Dios y es la Verdad!

Lao Tsé

XI

Es la nada de la rueda
lo que hace que ella pueda
avanzar por el camino
para cumplir su destino.

Y es la nada del botijo
la que al agua da cobijo,
que no es su arcilla, creed,
la que sacia vuestra sed.

Y no son esas paredes
las que construyen las redes
de la vida familiar,
pues su nada es vuestro hogar.

Por eso, del mismo modo,
el Ser nos ofrenda todo,
pero gracias al No-Ser
que está sin poderse ver.

Lao Tsé

XII

No entiende el santo varón
de los inciertos colores
que entorpecen los amores
y hacen fuerte a la ambición.

No entiende en su condición
de aquellos cinco sabores
que producen amargores
al buen gusto y la razón.

Y aquellos atronadores
llantos ensordecedores
enmudecen ante el son

del alma del hombre santo,
que no hay nada como el canto
que nace en su corazón.

Lao Tsé

XIII

No soy un cuerpo, soy libre,
y no hay nada que calibre
el poder de mi verdad.

Que el que un cuerpo se percibe
es que muere en lo que vive
sin gozar de libertad.

Tengo un cuerpo que es del mundo,
que ni es simple ni es profundo,
ni vulnerable ni fuerte.

Que, en verdad, más que tener,
es tan ajeno a mi ser
como el sueño de la muerte.

Lao Tsé

XIV

Es invisible, pues no se ve,
y es inaudible, pues no se escucha,
y no hay un alma, torpe ni ducha,
que de tocarlo capaz sea de.

A veces blanco y a veces bruno,
vive en su triple virtud el Tao,
que está en la leche y en el cacao
y desemboca tan sólo en Uno.

Es la mentira y es la verdad.
No tiene cara ni tiene cruz,
y sin tenerla tiene la luz
de lo creado en su eternidad.

No tiene credo ni tiene norma,
y quienes suban o quienes bajen
con sus sentidos no ven su imagen
y ni sin ellos sienten su forma.

Es inasible e irrazonado.
No ves su espalda si lo persigues
ni ves su rostro cuando consigues
imaginarte haberlo alcanzado.

Mas quien se llene de su verdad
con la humildad de la poesía,
de su preciosa sabiduría
podrá hacer uso con libertad.

Lao Tsé

XV

No hay formas para la sabiduría,
pero con los colores del amor
y la verdad bien pudiera el artista o trovador,
en lienzo o poesía,
su espíritu inefable insinuar.

Lao Tsé

XVI

Abraza el santo vacío
que ofrenda la plenitud,
y mira en la multitud
el divino poderío
de su latente virtud.

Que toda la muchedumbre
que se arrastra por el mundo,
de sí misma en lo profundo
hallará el germen fecundo
que le impulsará a la cumbre.

Con ello, abrazando el orden
y lo que nunca perece,
verán sus almas que crece
para que todos lo borden
la abundancia que abastece.

Y sabrán que la existencia
es un perenne sarao,
donde, sabia la conciencia,
se disfruta la opulencia
omnipotente del Tao.

Lao Tsé

XVII

Invisible es el rey de los maestros,
su palabra jamás puede escucharse,
mientras habla el jocoso profesor
a un pueblo que no deja de alabarle.
Pero tarde o temprano vendrá el día
que cansada su lengua al fin se calle,
como calla el maestro tartamudo
que de lejos no cesa de envidiarle;
como también cayó el pedagogó
cínico y despreciable;
como sigue callando el rey de los
maestros, en su cima, imperturbable,
hablando al Infinito en su silencio
para que su alma bañe
todo el pueblo de abajo,
simpático rebaño de ignorantes,
que algún día dirán de sus palabras:
es claro que del corazón me salen.

Lao Tsé