El tesoro del estado
feliz de tu condición,
que en la misma Creación
divina te fue donado,
se goza en tu corazón.
No puede ofrendarse a aquel
que, negándolo, percibes
como amenaza, si vives
mirando la muerte en él
y el amor ni lo concibes.
Solamente lo compartes,
y lo haces tuyo en verdad,
si ves su divinidad,
sin que lo humano descartes,
con entera libertad.
Lao Tsé
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