XXIV

Y es que el titiritero que se estira,
a retozar al cieno se retira.

Y el saltimbanqui lírico
es sólo un trotamundos de lo onírico.

Igual que el narcisista, cuyo salto
es siempre hacia lo bajo y no a lo alto.

O el necio que afirmándose iracundo
demuestra sólo ser del mundo inmundo.

¿Acaso el mequetrefe
deja de serlo por nombrarse jefe?

¿Cómo será divino aquel tan vano
que se tornó inhumano?

Todo ello, como bien afirma Lao,
son tan sólo residuos para el Tao.

Mas mira en la Verdad de la Belleza
quien sabe la de la Naturaleza.

Lao Tsé

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