LXXIV

Si no produce pánico la Muerte,
¿cómo podrá la pena del cadalso
amedrentar a aquellos
que otras vidas están amenazando?

Si todos respetáramos la Muerte,
excepto la de quien no la respete,
¿cometería alguno el despropósito
de obrar el mismo mal que ha de matarlo?

El diestro ejecutor hace su oficio,
común en el pasado, aunque siniestro;
usurparle su puesto es peligroso
y expone a convertir al torpe intruso
en el propio verdugo de sus manos.

Lao Tsé

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