LXXVI

Son tan dulces, tan frágiles, tan cándidos
cuando vienen al mundo los bebés;
mas el reloj, o la ilusión del mismo,
los va volviendo tensos e inflexibles,
llegando hasta su extremo
cuando se tornan rígidos cadáveres.
E igualmente al nacer en lo salvaje
las flores y los árboles son tiernos,
pero al perder la vida
son ásperos y enjutos.

La dureza y la rigidez nos llevan
inevitablemente hacia la muerte,
y la fragilidad y ligereza,
en cambio, hacia la vida.

No consigue el ejército triunfar
con tan sólo exhibir su fortaleza.
Se inclina el árbol rígido y gigante
sin abrazar las nubes que anhelara.

Lo duro e inflexible valen poco.,
pero mucho lo frágil y ligero.

Lao Tsé

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