XIV

Es invisible, pues no se ve,
y es inaudible, pues no se escucha,
y no hay un alma, torpe ni ducha,
que de tocarlo capaz sea de.

A veces blanco y a veces bruno,
vive en su triple virtud el Tao,
que está en la leche y en el cacao
y desemboca tan sólo en Uno.

Es la mentira y es la verdad.
No tiene cara ni tiene cruz,
y sin tenerla tiene la luz
de lo creado en su eternidad.

No tiene credo ni tiene norma,
y quienes suban o quienes bajen
con sus sentidos no ven su imagen
y ni sin ellos sienten su forma.

Es inasible e irrazonado.
No ves su espalda si lo persigues
ni ves su rostro cuando consigues
imaginarte haberlo alcanzado.

Mas quien se llene de su verdad
con la humildad de la poesía,
de su preciosa sabiduría
podrá hacer uso con libertad.

Lao Tsé

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