XVI

Abraza el santo vacío
que ofrenda la plenitud,
y mira en la multitud
el divino poderío
de su latente virtud.

Que toda la muchedumbre
que se arrastra por el mundo,
de sí misma en lo profundo
hallará el germen fecundo
que le impulsará a la cumbre.

Con ello, abrazando el orden
y lo que nunca perece,
verán sus almas que crece
para que todos lo borden
la abundancia que abastece.

Y sabrán que la existencia
es un perenne sarao,
donde, sabia la conciencia,
se disfruta la opulencia
omnipotente del Tao.

Lao Tsé

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